Personas Altamente Empaticas





Por Isabel Ossa



La empatía, a grandes rasgos, es la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo otra persona.


Las personas altamente empáticas se caracterizan porque cultivan la curiosidad por los desconocidos, porque tienen pocos prejuicios, porque escuchan y se abren a los otros, porque inspiran acciones que ayuden a llevar a cabo cambios en la sociedad y, en algunos casos más extremos, porque «prueban a vivir la vida de los otros», según apunta Sánchez. Sin embargo, el experto explica que todas estas características que a priori pueden parecer positivas pueden tornarse en negativas si esa persona llega a asumir como propio el sufrimiento de la otra persona. De hecho, el psicólogo afirma que la personalidad hace que empaticen demasiado con las emociones positivas y negativas (especialmente con estas últimas) de otras personas. «Cuando sienten que alguien sufre y no pueden hacer nada por ayudarla pueden acabar viviendo estrés, ansiedad, tristeza, agotamiento o frustración», destaca.


Para ser una persona empática hay que reunir una serie de características:

  1. Sensibilidad y sentir lo que otros sienten. Las personas empáticas son sensibles y entienden los sentimientos de los demás. Sin embargo, en ocasiones esto puede ser un arma de doble filo porque pueden sentirse obligados a involucrarse de manera activa con el otro, aunque el conflicto no tenga que ver con ellos mismos.
  2. Les gusta escuchar. Escuchan de manera activa, es decir, no se limitan a oír lo que la gente dice. Se concentran en lo que la otra persona les está diciendo, analizan el porqué de que la persona se siente como se siente, lo legitiman y dan respuestas acordes a ello.
  3. No son extremistas. No creen que todo sea blanco o negro, saben que hay una bonita gama de grises en medio. Por ejemplo, cuando les surge un conflicto no se posicionan fácilmente, intentan buscar respuestas intermedias.
  4. Son respetuosas y tolerantes. Las personas empáticas respetan las decisiones de los demás, aunque ellos no hubiesen tomado esas mismas decisiones. Por ejemplo, María y Juan son hermanos. Juan se ha enfadado con sus padres porque no le han apoyado en uno de los momentos más importantes de su vida. María a pesar de que no habría actuado de la misma manera, respeta a Juan, es empática, entiende la situación y le ofrece su apoyo.
  5. Entienden la comunicación no verbal. Se fijan tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal. Atienden a gestos, miradas, inflexiones y tonos de la voz, etc. Con lo que consiguen no solo entender el mensaje verbal, si no extraer el mensaje emocional que el lenguaje no verbal contiene.
  6. Creen en la bondad de las personas. Cuando conocen a alguien, aunque esa persona tenga “mala fama”, presuponen que la persona es buena hasta que no les demuestre lo contrario. Creen que la gente es buena por naturaleza.
  7. Pueden tener un estilo de comunicación pasivo. En ocasiones, el intentar entender a los demás puede hacer que dejen de lado sus propios intereses y derechos. Por ejemplo, en el caso de María, decide ser empática y apoyar a su hermano, aunque eso le suponga tener un conflicto con sus padres.
  8. Hablan con cuidado. Miden siempre sus palabras porque saben que según cómo digan las cosas pueden hacer daño a la otra persona. Intentan ser cuidadosos y expresarse con tacto teniendo el menor impacto negativo en el otro.
  9. Entienden que cada persona es diferente. Comprenden que cada persona tiene unas necesidades y que todos somos diferentes. Saben tratar a cada persona acorde a sus circunstancias.




Escrito por: Isabel Ossa

Psychotherapist

Psicóloga Clinica

Psicologia Femenina Online

Minimalismo y Mindfullnes

@isabel_ossa