Las Diosas si Existen





Por Corina Hernandez



“Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses” El Oráculo de Delfos. Y yo digo “Conoce a los Dioses y te podrás reconocer en ellos”.

Puedes reconocer que además de cuerpo eres espíritu, que el cuerpo es temporal, y que cíclicamente este planeta está diseñado para abrir portales de ascensión, donde muchas almas deciden ascender, y nuestra alma también puede cerrar esos ciclos en la rueda de reencarnaciones o del Samsara. Existen realidades paralelas, diferentes universos y según el grado de evolución puedes estar o no más cerca de la fuente creadora.

Se dice que Dios está en la onceava dimensión; los ángeles y arcángeles se ubican en la décima; los maestros ascendidos y/o dioses se encuentran en la novena; nuestro Yo Superior en la octava; y así sucesivamente hasta llegar a los elementales del fuego; aire; agua; tierra y éter que se encuentran entre la cuarta y la tercera ayudándonos, y nuestra experiencia actual que se encuentra en la tercera dimensión.

Ahora bien, si seguimos éste proceso de ascensión, podríamos deducir entonces que todos esos mitos de creación que existen en cada cultura, bien pueden resultar absolutamente reales, a tal punto que por esa razón se encuentran sus recuerdos en nuestro inconsciente colectivo, y los representamos, tal y como podría suceder en la repetición de patrones de comportamiento revelados en una constelación familiar. No siempre supe de deidades y mitología, porque aún cuando desde muy pequeña me llamaban mucho la atención la astrología y los temas mágicos, pasé a un mundo exigente que requería de una profesional preparada, para que su padre se sintiera orgulloso de ella.

Recuerdo que a eso de mis 9 años, mi primer tarot fue el apéndice de una revista de mujeres que tenía la explicación de cada carta, las tarjetitas para recortar y las formas de consultarlas… era extraordinario, ya me sentía como Madame Kalalú. A los 10 años arranqué unas pequeñas hojitas de un oráculo que se llamaba el “I Ching”, como otro apéndice de la revista Selecciones del Readers Digest, y antes de tomar decisiones importantes siempre lanzaba mis moneditas hasta construir el hexagrama (una serie de líneas cortas y largas que componen una figura) luego, con la figura completa, leía el resultado y voilá! Atinaba con soluciones muy acertadas para mí.

Pero llegaron la adolescencia, los estudios superiores, los novios y la imperiosa necesidad de cosechar lo que la sociedad determina como éxitos; que sí lo fueron y me llenaron mucho, pero me seguían rondando muchas interrogantes. Así que a los 17 años asistí clandestinamente a los estudios de Gnosis, ya que todo lo medio extraño que me interesaba mi madre lo juzgaba de “secta diabólica”.

Después de culminar mi segunda carrera universitaria como arquitecto, iba un día conduciendo y en una emisora AM – de las que ya casi no se escuchaban - anunciaron un curso de Astrología, como pude anoté el número de contacto y llegué a una tienda esotérica, muy llamativa. Una vez adentro me dije: - debo estudiar esto sin que nadie se entere, porque seguro encuentro un grupo de bohemios locos y desfasados de la realidad. ¡Qué va! Estaba súper equivocada, desde la primera clase asocié temas de historia espectaculares que yo había leído durante los estudios de arquitectura y pensé: ¡llegué al sitio correcto!

Allí comenzó lo que denominé “mi segundo post grado” en paralelo, ya que me encontraba estudiando otro postgrado sobre Desarrollo tecnológico de la construcción. Era Astrología védica, algo así como abrir una puerta de infinita sabiduría ancestral cargada de maravillas, de autodescubrimiento y de alta y profunda magia.

Descubrí muchas Diosas, de hecho el panteón védico es uno de los que más deidades tiene, pero no fue sino hasta que la astrología me llevó a la Wicca que pude comprender tantas maravillas que ignoraba. La Wicca es una religión neopagana, vinculada con la magia de la naturaleza, rituales y otras creencias antiguas. Con ella conocí el culto a la Diosa, el significado de las imágenes -que funcionan como teléfonos móviles para comunicarte con ellas- y montones de culturas antiguas que me hacían entender el porqué de tantas interrogantes presentes.

Dichos estudios y prácticas te llevan a conocer tu Guía y tus Maestros espirituales, y fue allí donde supe que mi Maestra guía era una Diosa del Panteón grecorromano. Yo no supe muy bien cómo fue que mis compañeros conocieron quién era su Guía espiritual, pues a esa práctica yo no pude asistir debido a un Campeonato Suramericano de Atletismo, que se celebraba en la ciudad portuaria de Rosario, en Argentina.

Lo cierto es que asistí a un retiro de un fin de semana completo, ignorante de aquella fuerza que me acompañaba. Y en una de las ceremonias se me reveló: tu Guía es la Diosa Atenas. ¡Guao! De verdad me encantaría encontrar las palabras para describir lo que sentí en ese momento. Es como si una luz hubiese bajado desde lo alto, como si mi corazón creciera dentro de mi pecho hasta el punto de casi reventar, me faltó el aire, el tiempo se detuvo y el ambiente cambió de color a mi alrededor. He sentido emociones grandes, pero como esta ninguna.

Por los preparativos de las ceremonias, los implementos rituales, los trajes, las velas y los detalles, no había dormido casi nada, pero esa noche en la que supe que Athenas era mi guía, definitivamente era imposible dormir. No hacía más que recordar el montón de veces que seleccioné a la ciudad de Atenas como caso de estudio en mis prácticas de urbanismo, diseño, geometría, historia de las ciudades, entre otras.

Es que no escogía otra ciudad, esa era la que me gustaba, porque siempre me llevaba a la mitología, y eso determinaba tantas cosas. Perdí la cuenta de la cantidad de maquetas que hice (en cartón, madera, madera balsa y foami) sobre el Partenón, el teatro de Dionisos y todo lo que lo componía, el estudio de sus costumbres y celebraciones a la Diosa. De allí en adelante encontré tantos sincronismos con la Diosa que terminé creando mi propio Santuario.

La estudié desde el punto de vista esotérico, pero luego, debido a la creciente demanda de consultas astrológicas, decidí estudiar mitología y otros cursos de psicología en el Centro de Estudios Junguianos, pues las cartas revelan tantas cosas que era mejor prepararse para saber comunicarlas con mayor responsabilidad.

Con mi profesor Mariano Fernández, me llegó un montón de bibliografía mitológica, y en mis terapias con él era extraordinario descubrir cómo mi vida era una versión menor de la vida de Atenea o Atenas, como la llamamos en el Coven wiccano.

Mi papá (+) tenía el arquetipo de Zeus, un hombre fuerte, buenmozo y líder que las conquistaba a todas a su paso. Mi madre sabia, pero mucho más joven que él, se puede decir que fue engullida, ya que me crió bajo los preceptos “porque así lo dice tú papá”. Athenas es la diosa civilizadora y yo me gradué en arquitectura; ella es la Diosa de la artesanía y yo amo las manualidades, tanto que siempre diseñé en maqueta, más que en bocetos.

Athenas es la Diosa virgen y yo me había propuesto no casarme, pues debía estudiar, prepararme y siempre aprender más. Para saber un poco más de esta Diosa mira mi Programa De Mujer a Diosa, en el canal de YouTube Unidos por la Magia del día 10 de abril de 2020: Programa De Mujer a Diosa. Atenea Hefestos, uno de los Dioses menos agraciado físicamente, intentó violar a Athenas, ella lo rechazó y el semen del Dios cayó sobre su muslo, ella al limpiarlo con un trozo de lana lo lanzó a la Tierra (Gea) y de esta mezcla nació Erectonio.

La Diosa lo entregó a las Nodrizas para que lo cuidaran y Erectonio se convirtió en el Patrón de la ciudad de Athenas. En mi caso, vi de lejos a un atleta que estaba ganando una competencia de lanzamiento de jabalina, le pregunté al grupo de quién se trataba y cuando me lo señalaron dije “pero ese tipo sí es feo”.

Tiempo después nos hicimos cuasinovios y en un encuentro sin penetración yo salí embarazada de mi primer hijo, a quien tuve que dejar junto a su hermano menor en manos de las niñeras, ya que no había culminado mis estudios, y debía trabajar, estudiar y sacar todo adelante, ya estando divorciada. Mis padres, la concepción de mi primer hijo, el papá de mis hijos, mi profesión, mi pasatiempo y otras tantas coincidencias no pueden ser mera casualidad, pero como dice mi profesor Mariano: “no podemos ser un arquetipo puro, porque nos disociamos de la realidad y ello nos llevaría a la neurosis”.

Y tiene mucha razón, pero esto no termina aquí. En una ceremonia dedicada a la Diosa Athenas en mi Santuario, junto a mi Coven, le hice una petición a la Diosa, arriesgada, porque como su Sacerdotisa debía tratar el tema de la Valentía… y lo hice, de rodillas le supliqué que “sacara de mi vida todo aquello que no me perteneciera, que me quitara el velo de la ilusión y que arrancara de mi piel todo elemento falso y no correspondiente”.

Y así lo hizo, me clavó su lanza en mi corazón, pues exactamente al día siguiente de esa ceremonia sucedió un acontecimiento de desamor suficientemente mortal para acabar con mi segundo matrimonio. No sabía que se trataría de eso, pero así ocurrió.

En mi formación De Mujer a Diosa©, consulto con mucha responsabilidad los oráculos para determinar la tríada de Diosas de mis participantes. Sin embargo, no deja de sorprenderme la cantidad de revelaciones posteriores, sincronicidades y eventos que las conectan de forma arquetipal o nouménica con esas Deidades.

Recientemente realizando una psicoterapia de rebirthing a mi hijo de 21 años le pregunté - ¿Cómo describirías a tu madre, partiendo desde lo que más te desagrada? Comenzó a describir mi efecto Medusa y el resto era una exposición muy explícita que si se compara con el mito de Athenas, se trata de la descripción de casi las mismas características.

En una oportunidad tuve un sueño espectacular, yo subía unas escaleras en forma de caracol, eran las escaleras de una torre, mientras subía vi a la Diosa Athenas, regia, hermosa y seria, pero plácida que me señalaba que continuara subiendo… y así lo hice, al llegar a la cima un gran oso marrón me abrazó, en un abrazo infinitamente amoroso, que me reconfortó y me hizo sentir segura.

El oso es el animal de Artemisa, la Diosa del enfoque, la independencia y la luna, es la Diosa Hermana, y gracias a ella fue que logré crear mi formación que hoy es un Círculo de Hermanas.





Foto portada: Mairim Neves

Escrito por: Corina Hernández

Especialista en Astrología Védica Mentora de lo Femenino España

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